martes, 29 de abril de 2014

"La felicidad está en la ignorancia"

Los libros suelen ser subestimados y despreciados por más gente de la que podemos pensar. La mayoría de las personas, tanto adolescentes y jóvenes como adultos, suelen esperar a que hagan la película basada en algún libro que "esté de moda" en ese momento en vez de leerlo de antemano.

Muchos piensan: "¿Para qué voy a leerlo si han hecho película?" o "Leer es aburrido, creo que paso."
La triste pero cierta verdad es: ¿Quién no ha pensado eso en algún momento? Me atrevería a decir que nadie.


Parece que es mucho mejor ver una película en la que un grupo de personas interpretan una historia que tú ves tal y como te la cuentan; a leer un libro en el que, a pesar de las detalladas descripciones del escritor, puedes dejar volar tu imaginación y, de alguna forma, hacer esa historia más personal, dado que es uno mismo el que visualiza las cosas a su manera, sin necesidad de que alguien se las enseñe.






Una de las muchas ventajas de los libros es que cuando te adentras en la historia, puedes vivirla de una forma más real: un libro está escrito de manera precisa y detallada para facilitar al lector el entorno en el que se encuentra el personaje o las circunstancias que le rodean.

Por el contrario, las películas deben omitir muchos de estos detalles debido a que el argumento debe desarrollarse en un tiempo de dos a dos horas y media, como máximo tres para no aburrir o cansar al público.

Además, en numerosas ocasiones los actores escogidos para interpretar los papeles pueden resultar decepcionantes; no por su mala interpretación, sino porque no son capaces de representar y transmitir el personaje como el autor lo consigue con sus palabras.

Estos hechos limitan y empeoran de manera importante la trama, por lo que se suele decir que los libros son mucho mejores que las películas que intentan reproducirlos en la gran pantalla.


Otra de la razones por las que suele ser mucho mejor el libro, es que cada persona avanza a su ritmo y tiene la libertad de poder releer de nuevo si está confuso o reflexionar sobre algún momento de la historia, e incluso dejarla de lado durante un tiempo pudiendo retomarla más tarde; sin presión alguna.

Sin embargo, todo el mundo ve las películas al mismo tiempo, lo que quiere decir que si alguien no se ha enterado de una determinada parte o simplemente no lo ha entendido, no tiene la ocasión de solucionarlo en ese instante sin tener que preguntar a la persona de al lado, distrayéndola a ella y, por lo tanto, también a los de su alrededor.


Es cierto que leer puede llegar a cansar la vista y que se debe estar en un entorno prácticamente silencioso para tener una buena concentración y disfrutar más del libro; pero aún así, creo que es mucho peor fijar la vista en una pantalla tanto tiempo seguido: a parte de también ser perjudicial para la vista, puede provocar hasta jaquecas y migrañas.


Mi conclusión es que las películas o adaptaciones basadas en libros suelen resultar bastante menos creíbles y exitosas a causa de la falta de tiempo para representar todo el argumento, y de la frecuente (aunque no siempre) decepcionante interpretación por parte de los actores.



 "Tú defines tus propios límites"

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